Desde que YPF implementó el sistema de “micropricing” con inteligencia artificial, los precios de los combustibles cambiaron sin previo aviso. El Gobierno dispuso un incremento del impuesto a los combustibles líquidos y al dióxido de carbono.
El decreto 782/2025 también anticipa que desde diciembre entrará en vigencia el resto de los incrementos pendientes, correspondientes a los ajustes inflacionarios de 2024 y de los dos primeros trimestres de 2025. Aun así, todavía queda por determinar si en ese momento se volverán a postergar parte de los aumentos correspondientes, como ocurrió en meses anteriores.
Cuando en julio de este año YPF anunció que dejaría de informar los aumentos mensuales, se abrió una nueva etapa en la política de precios de los combustibles. La decisión implicó el fin de los comunicados que históricamente daban cuenta del porcentaje de ajuste en las naftas y gasoils, y marcó el paso hacia un sistema más flexible, en el que cada estación puede aplicar valores distintos según su nivel de demanda y costos operativos.
El pasado 1 de julio, YPF puso en marcha un nuevo sistema de actualización de precios conocido como “micropricing”, basado en el uso de inteligencia artificial. La herramienta permite que, desde una oficina central en Puerto Madero, la compañía modifique los valores de los combustibles en cada estación de servicio de forma remota y casi en tiempo real.
En ese momento, la petrolera también anunció que en las estaciones de autodespacho —donde los conductores cargan su propio combustible— habría descuentos especiales, e incluso deslizó que los precios podrían bajar en determinadas franjas horarias. Sin embargo, en la práctica, lo que se observó fue un constante incremento.
Un aumento silencioso y sostenido
Entre el 1 de julio y el 13 de noviembre, la nafta súper pasó de costar $1.217 a $1.472 por litro en su versión más económica. Es decir, un aumento de $255, equivalente a un 20,95%, en menos de cuatro meses.
Para comparar, la inflación anual medida hasta octubre por el INDEC fue del 24%, lo que significa que en apenas tres meses y medio, los combustibles casi igualaron el alza de precios de todo el año.
Además, YPF mantiene dos bandas de precios para el mismo tipo de combustible, lo que genera confusión entre los consumidores. La empresa nunca explicó con precisión por qué algunas estaciones cobran más caro, aunque se mencionan factores como la ubicación, la demanda o la franja horaria.
El impacto en el bolsillo
Para un conductor que carga un tanque promedio de 50 litros de nafta súper, el gasto pasó de $60.850 en julio a $73.600 en noviembre. Es decir, una diferencia de $12.750 por tanque.

