Dónde y porqué nació el mate. La “ciencia” para prepararlo

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De la leyenda guaraní a las reducciones jesuíticas de los siglos XV y XVI y la producción industrial que tomó impulso en el siglo XX, la yerba mate y el mate son columnas vertebrales de las culturas argentina, uruguaya, paraguaya y del sur del Brasil. Con un promedio de 100 litros por argentino al año (6,4 Kg de yerba) y presencia en más del 90% de los hogares, el 3 de julio de 2013 fue declarado como infusión nacional. El 30 de noviembre se festeja el Día Nacional del Mate

EL MATE

Cierta vez, hace muchísimo tiempo, Yasí, la diosa luna, sintió una enorme curiosidad por conocer las tierras, árboles y cauces de agua que siempre observaba desde el cielo, por lo que decidió bajar con su amiga Araí, la diosa nube.

Abajo, las dos bellísimas jóvenes recorrieron todo y quedaron maravilladas. Hasta que, cansadas, buscaron un lugar donde reposar. Entre la espesura de la selva divisaron la luz de una cabaña, y hacia allí se dirigieron con el fin de pedir permiso para pasar la noche. Mas en el camino se toparon con un yaguareté. El animal alistó sus garras y se elevó en el aire para atacarlas. En ese preciso momento escucharon un agudo silbido, tras lo cual el yaguareté cayó al suelo y huyó.

Entonces apareció un joven con su arco y sus flechas, quien las tranquilizó diciéndoles que el animal no regresaría. Luego las invitó a su vivienda, donde les presentó a su compañera y a su hermosa y amable hija. La niña les convidó una exquisita torta de maíz. Las jóvenes comieron y, poco después, se dieron cuenta de que esa era toda la cena de la familia. A la mañana, la diosa luna y la diosa nube regresaron al cielo.

En los siguientes días, Yasí no pudo dejar de pensar en el cazador y su esposa, quienes le habían contado que decidieron alejarse de la tribu para salvaguardar las virtudes de su niña, “un regalo de Tupá” (máxima deidad guaraní, creadora del universo, la luz y la humanidad).

Entonces, una noche Yasí volvió a bajar a la tierra y, en silencio, plantó semillas mágicas en torno a la vivienda. Al amanecer habían crecido decenas de plantas con hojas color verde oscuro y pequeñas flores blancas, que dejaron boquiabiertos al cazador, su mujer y su hija.

De pronto, desde un punto brillante en el cielo bajó hasta ellos la hermosa joven que había pasado aquella noche en su cabaña.

-Soy Yasí, la diosa luna. Vine a traerles un presente, como recompensa por su generosidad. Esta planta, que llamarán “caá”, jamás permitirá que se sientan solos. Y será para todos los hombres un especial símbolo de amistad.

Y agregó: “También decidí que sea su hija la dueña de la planta. De modo tal que, a partir de ahora, ella vivirá por siempre y nunca perderá su bondad, inocencia y belleza”. Después les mostró la manera correcta de secar las hojas, preparó el primer mate y se los ofreció.

La familia volvió a la tribu y les enseñaron a todos los secretos de la yerba mate y del mate, que nació como símbolo de unión, paz y amistad entre las personas.

Pasó mucho tiempo, la niña creció y se convirtió en Caá-Yarí, la diosa de la yerba mate, una hermosa joven que “se pasea entre las plantas, hablándoles suavemente y velando por su buen crecimiento”. A ella confían su alma los trabajadores y trabajadoras de los yerbales.

Esta preciosa leyenda, que perdura hasta hoy, cuenta el origen de la planta de yerba mate y del mate, un invento guaraní que en un principio consistió en hojas molidas colocadas en una calabaza con agua, la cual se sorbía con una caña ahuecada.

En la actualidad, de acuerdo al Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), en nuestro país se consumen 100 litros por persona al año, lo que equivale a 6,4 kilogramos de yerba per cápita. Y se asegura que la infusión está presente “en más del 90 por ciento de los hogares”.

“La palabra ‘mate’ viene del quechua mati, que significa ‘calabacita’. El término se puede utilizar tanto para nombrar al recipiente que permite tomar la infusión, como también para referirse al ritual en sí” (Pampa Direct)

“Antes de que llegaran los españoles, los guaraníes habitaban el territorio que hoy comprende el sur de Brasil, Paraguay y la provincia argentina de Misiones. Vivían en la selva y tenían múltiples recursos para conseguir alimentos: eran cazadores, recolectores, pescadores, y cultivaban en pequeñas parcelas”.

Los pueblos guaraníes no sólo utilizaban las hojas del árbol como bebida, sino como objeto de culto y moneda de cambio.

Durante las largas travesías por la selva, los conquistadores españoles notaron que los guaraníes “tenían mayor resistencia luego de tomar esta bebida sagrada”.

La Ley 26.871 sancionada el 3 de julio de 2013 declaró al mate como infusión nacional, disponiendo la promoción y difusión de sus tradiciones en eventos y actividades culturales, sociales o deportivas de carácter oficial

Más tarde, concretamente en el siglo XV, los jesuitas introdujeron el cultivo en las reducciones y contribuyeron a su difusión y comercialización, a punto tal que la infusión se hizo conocida entonces como té de los jesuitas.

“La producción de yerba mate en las reducciones jesuíticas se constituyó en una importante fuente de recursos económicos. No obstante, tras la expulsión de los jesuitas hacia fines del siglo XVI y el consecuente abandono de las reducciones, volvieron a realizarse cosechas en yerbales silvestres con un manejo de tipo forestal muy dificultoso, costoso y de baja rentabilidad. Recién a inicios del siglo XX comienzan a afianzarse nuevamente los yerbales cultivados como fuente de materia prima”.

Hoy, en nuestro país, el cultivo se localiza en Misiones y en la región noreste de Corrientes.

En el año 2019, la producción de yerba mate molida y envasada para el mercado interno fue de casi 277.332.014 kilos. Argentina es actualmente el principal productor y exportador mundial de yerba mate.

El nombre científico de la yerba mate es Ilex Paraguariensis. Se trata de un árbol nativo de la selva misionera -también conocida como selva paranaense- que, en estado silvestre, alcanza una altura de entre 12 y 16 metros. Dentro del monte, la yerba funciona como el alimento de varias especies de aves raras y en estado de amenaza”

“Un estudio realizado hace pocos años por el Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) determinó que esta infusión nos hace más felices. En otras palabras, está científicamente comprobado que el mate produce felicidad. El INECO asegura que tomar mate por la mañana aumenta la liberación de dopamina -el neurotransmisor que estimula los centros de recompensa cerebrales- y, consecuentemente, nos genera una sensación de placer (…) El mate también está asociado con el aumento de serotonina -u ‘hormona de la felicidad’- en el cerebro”.

Asimismo, su consumo es altamente beneficioso para la salud ya que contiene vitaminas del grupo B, posee un gran poder antioxidante, produce un efecto energizante y ayuda a reducir el colesterol malo (LDL) y los triglicéridos”.

Cómo se prepara un buen mate

Si bien hay libros dedicados al arte de cebar mate, realizaremos aquí un breve compendio de los consejos más habituales para preparar una buena infusión.

 el mate se toma mejor con tranquilidad. Tómese un poco de tiempo para prepararlo de forma tradicional, como ya lo hacían los aborígenes guaraníes.

1. Llenar el recipiente con yerba mate hasta tres cuartos, o bien de acuerdo al gusto: más cantidad de yerba significa un mate fuerte y corto y menos yerba significa un mate más suave y largo.

2.Tape la boca del mate con una mano y agítelo. De esta forma, la yerba fina y el polvo se ubicarán en la superficie, evitando que la bombilla se tape

3.Mantenga la inclinación de la yerba hacia un costado y vierta un poco de agua tibia (aproximadamente 40°C). Déjelo reposar unos dos minutos, hasta que salga todo el aire.

4.Vierta el agua caliente (70°-85°C) hasta la mitad del recipiente.

5.Introduzca la bombilla en el recipiente, hasta que el extremo inferior toque el fondo del mate. El filtro, ubicado en su extremo inferior, quedará rodeado de yerba (una vez que la bombilla está en el mate, no debe moverse más ni revolver con ella).

6.Por último vierta el agua caliente hasta arriba del recipiente. No importa que algunas hojas de yerba queden secas, el agua llegará hasta ellas en las próximas rondas.

7.Es conveniente, al terminar de tomar mate, tirar la yerba y enjuagarlo, escurrir y dejar secar la calabaza boca arriba. Un error muy frecuente es dejar la calabaza boca abajo, esto favorece la formación de hongos.

¿Mate dulce?

Hay quienes afirman, a pie juntillas, que puede tomarse a gusto de cada uno. En cambio, otros no admiten el mate dulce bajo ningún aspecto.

 “Las 10 cosas que un tomador de mate no debe hacer jamás”, en el punto 1 subraya: “No usar azúcar ni edulcorante. Esto es un pecado mortal. El mate es amargo. Y punto. Toda otra variante es un plan cobarde para ablandarle la boca a una bebida que es recia y rica, tal y como la da la naturaleza. Si no, probá ponerles azúcar a las aceitunas o a la espinaca, a ver cómo te queda”.

“Nunca jamás se debe endulzar el mate de alguien que lo usa para tomar mate amargo”

Pero, como hay de todo en la viña del Señor (y entre las plantas de los yerbales), existen consejos para “hacer un buen mate dulce”. Básicamente se prepara igual que el amargo, con la diferencia del agregado de “azúcar o edulcorante al agua para que el dulzor sea uniforme en cada mateada.

Lo que sí en este caso se advierte es que “al tomar un mate dulce no se aprecian plenamente y al natural el sabor y las características de la yerba”.

Además, “No se debe tomar mate dulce en un recipiente curado para tomar mate amargo (el mate dulce debe ser curado con azúcar, carbón encendido, yerba usada y agua hirviendo)”. Y se añade que “nunca jamás se debe endulzar el mate de alguien que lo usa para tomar mate amargo, ya que el dulzor persiste durante mucho tiempo. Hay un contrapunto importante entre quienes prefieren amargos y dulces”.

Curar la calabaza

Se puede tomar mate en una taza o en otro tipo de recipiente no preparado para tal fin, pero una calabaza bien curada es garantía de un sabor difícil de igualar.

“Antes del primer uso de un mate de calabaza o de madera, se debe dejar reposar el recipiente por lo menos un día entero con yerba y agua caliente. De esta manera, el mate se impregna de sabor a yerba y se cierran los poros del material natural. Se recomienda repetir este procedimiento luego de 24 horas. Luego se lava el recipiente y ya está listo para disfrutar del sabor de un buen mate”.

“Debe tenerse en cuenta que los mates de madera y calabaza guardan el sabor en sus poros, no así los de metal o vidrio, por lo tanto, no necesitan de la preparación antes descrita”.

¡Ah! No diga “gracias” cuando devuelva el mate al cebador o cebadora si tiene ganas de seguir tomando, pues el “gracias” significa “no quiero más”.

El 30 de noviembre de cada año se celebra el Día Nacional del Mate en conmemoración del nacimiento de Andrés Guacurarí y Artigas, según lo establecido por la Ley 27.117, la cual fue impulsada con el fin de promover el reconocimiento permanente de nuestras costumbres. Andrés Guacurarí y Artigas (Santo Tomé, Corrientes, Argentina, 30 de noviembre de 1778 – Río de Janeiro, Brasil, 1821) fue un militar y caudillo guaraní: Uno de los primeros caudillos federales de las Provincias Unidas del Río de la Plata.

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